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Para la novedad, los investigadores utilizaron poliuretano termoplástico (TPU) y bacterias Bacillus subtilis especialmente modificadas que pueden tolerar altas temperaturas (hasta 135 Celsius).
A diferencia de anteriores intentos de descomponer plásticos mediante enzimas de microorganismos y hongos, el nuevo producto se descompone gracias a las esporas de las bacterias que contiene.