La congelación criogénica del cuerpo representa un método potencial para alcanzar la inmortalidad. Sin embargo, el tejido cerebral reacciona negativamente a las temperaturas bajo cero. Como las células cerebrales están compuestas en un 80% de agua, durante la crioconservación pueden formarse cristales de hielo que las dañen.
Expertos chinos han descubierto cómo congelar tejido cerebral sin causar daños. Durante 21 días cultivaron células cerebrales en placas de Petri. Después impregnaron los organoides con distintas mezclas y los sometieron a congelación en nitrógeno líquido. A continuación, las muestras se descongelaron durante 14 días. Durante este periodo, los expertos controlaron cuáles de ellas estaban menos dañadas.